¿Crees que puedes malcriar a tu bebé con demasiado amor?

¿Crees que puedes malcriar a tu bebé con demasiado amor?
Darle a tu bebé lo que necesita no lo hará malcriado

Imagina pasar toda tu vida -la única vida que conoces- dentro de una cueva, calientita y cómoda. Nadie te molesta, te sientes seguro y eres feliz. Entonces, un día el espacio comienza a sentirse bastante reducido porque has ido creciendo y decides que quizás es momento de salir y ver qué hay más allá. Averiguar a quién pertenece esa dulce voz que escuchas todo el tiempo. Así que sales, temeroso pero decidido.

Piensa en alguna situación en la que hayas estado, donde hayas sido el nuevo o recién llegado. Un trabajo nuevo, el primer día de escuela o irte a vivir un país distinto. No conoces a nadie, no sabes dónde están las cosas ni cómo funciona ese nuevo lugar. Necesitas un guía. En las empresas está el personal de Recursos Humanos o algún compañero de trabajo. En la escuela los maestros y personal educativo. En un país distinto quizás la persona a la que le rentas tu nuevo hogar o tus nuevos vecinos. El hecho de que te ayuden y den la mano las primeras semanas no te hará dependiente de ellos, ¿verdad? Ya se deben imaginar a donde me dirijo con estos ejemplos.

Después del nacimiento, es nuestra madre quien nos guía. Quien nos cuida y nos enseña nuevas cosas. Si bien como adultos ya somos más seguros de nosotros mismos cuando se trata de iniciar en un lugar nuevo, siendo bebés no lo somos. Somos indefensos y totalmente dependientes.

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